lunes, 21 de enero de 2013

Inspiración


El escritor estaba sentado frente a esa hoja en blanco, el sólo quería sentir las palabras pasar a través de sus dedos, a través de su mente. Pero algo extraño le ocurría, el tenía las manos tan quietas como si ya le pertenecieran a alguien muerto, parecía que esta vez no habría señales de los dioses para que le orientarán en la dirección correcta y el necesitaba saber qué se sentía tocar de nuevo la inspiración, aunque sólo sea por un momento...

Con un recorrido de sangre a su cerebro, el recordó a la mujer de rubio cabello y de cómo los brazos de una fuerza cósmica se lanzaron sobre su tierna y femenina mirada; el noto como todo su rostro se ilumino pero la tragedia del momento era que el amaba a las palabras más que a la mujer que le inspiró a escribir…

Dicen que en algún momento, tienes que elegir entre la vida y la ficción. Las dos están muy cerca, pero nunca se están tocando realmente. ¿Y si el propósito de la ficción siempre ha sido combatir la soledad? Ese fue el momento en el cual él escritor se dio cuenta que ella solo le ayudó a dar un giro y levantarse de nuevo sin mirar hacia atrás todo el tiempo. Ella había hecho lo que pudo, lo mejor que pudo. Eso es todo lo que podía pedirle a una persona…

jueves, 10 de enero de 2013

Aquella mujer


Tenía unos ojos tan verdes como el campo de mis abuelos en la primavera, acepto que tengo cierta debilidad por los ojos de tonalidad verde pero incluso para mí, esos ojos sobrepasaban lo que había visto antes. Pero no todo se trataba de sus ojos, ya que su sonrisa hacia que las estrellas de la noche clara fueran solo simples focos en el espacio sideral y es que esa sonrisa suya tiene una magia tan contagiosa que aunque no lo desees, se te dibuja una sonrisa en tu rostro.
 
Esta mujer que es como la mar, tan segura de sí misma y tan terriblemente bella en su interior y en su exterior. Puedo sentir sus brazos extenderse como el viento junto a sus cabellos dorados, esos cabellos que se mueven como líneas en el tiempo y dibujando sinuosos tormentos.

Sé que quizá todo era cosa mía pero estaba seguro de que esta mujer, esta musa viviente, hace que a todas las letras que salen de mi; les pida que la encuentren si pueden y  que le digan que le amo, que se lo digan de verdad, y es que no puede quedarse indiferente  y si es así, entonces no es ella.


Después de un tiempo desperté de ese gran sueño para volver a este mundo terrenal, pero la sigo buscando en compañía de las letras que salen de mi corazón.